
Por un lado, me habían educado para ver que me estremeciera ante la mención de vestidos blancos voluminosos y ramos de flores; pero, más aún, me costaba mucho trabajo reconciliar un concepto soso, formal y respetable como "marido" con mi idea de Edward. Era como comparar un contable con un arcángel.
No podía visualizarle en ningun papel tan normal y cotidiano.
Como siempre, cada vez que empezaba a pensar en Edward me veía atrapada en una espiral vertiginosa de fantasías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario